Shaking 2022
A estas alturas de la película tengo una cosa clara: tras el desconcierto lógico de los años 2020 y 2021, podemos decir que 2022 ha sido un año de construcción del nuevo modelo y que en 2023 todo apunta a que seguiremos con la misma tónica. Sí, claro, el nuevo año será agitado, intenso, caótico, lleno de altibajos e incertidumbres pero, seamos sinceros, ¿qué año no lo ha sido? Quien más quien menos, todos estamos ya acostumbrados (incluso curtidos, diría yo) a navegar en entornos convulsos y, por fin, este año he podido ver que cada vez más organizaciones de todo tipo están tomando acción al respecto. Nunca antes había estado involucrada en tantos ejercicios de job crafting, tanta arquitectura organizacional ni tantas evoluciones de maneras de trabajar. Nunca antes había visto a perfiles de todos los ámbitos (enfermería, producción, patronaje, logística, diseño, innovación, arquitectura, comunicación, operaciones, ingeniería y un largo etcétera) tan dispuestos a abrazar el canvas business model para trazar la propuesta de valor de sus roles, proyectos, ideas, departamentos o productos y no caer en la trampa del modelo del siglo XX, donde automáticamente nos poníamos a hacer el “qué” sin pensar antes en el “por qué” (¡cuántos y cuántos proyectos zombie, departamentos mal montados y productos sin sentido han surgido de ese estilo de trabajo!). Nunca antes había percibido tanto protagonismo, por fin, de las áreas de operaciones y táctica (no sé si por necesidad o por convicción, pero veo cada vez a más equipos de estrategia dispuestos a abrazar el modelo de liderazgo desde la base y no puedo estar más feliz). Nunca antes había tenido el placer de ver a las organizaciones confiar por fin en su cliente interno (sus colaboradores) para crear comunidades de especialistas, dar voz a los perfiles más jóvenes para promover el reverse mentoring y optar por proyectos más directos, ágiles de verdad, frugales, de alto impacto y fácil implementación. Desde mi humilde rincón del mundo, me emociona ver que se está construyendo el modelo, que aporta, que convence y que cada vez se expande más.
El 2023 será, como decía, un año donde seguiremos construyendo un modelo que funciona teniendo en cuenta la coyuntura en la que vivimos. Y, seguramente, del mismo modo que el nuevo modelo implica abrazar otras perspectivas, otras maneras de relacionarse y otros entornos de trabajo (a nivel herramientas, procesos o estructuras, por mencionar algunos elementos), el nuevo modelo nos llevará a evolucionar nuestros criterios para valorar los resultados de lo que hacemos a través de la coherencia. Me explicaré. Hasta ahora hemos estado utilizando una perspectiva estrictamente numérica para ver si los resultados son buenos o malos: cifra de ventas, número de nuevos clientes, número de proyectos cerrados, número de followers en redes … Es la herencia del modelo del siglo anterior: dar prioridad a un número. Sin embargo, si lo consideramos detenidamente, llegaremos a la conclusión que para determinar si algo (proyecto, departamento, producto, empresa, …) es exitoso o no tiene mucho más sentido analizar el grado de coherencia respecto a su propuesta de valor: ¿Los clientes que tenemos son consistentes con nuestro propósito? ¿En qué han impactado los proyectos que hemos acabado? ¿Quiénes son los perfiles que configuran nuestra comunidad en redes? ¿Qué contribución está teniendo el proyecto/departamento/empresa en el entorno? Los números y cifras son un simple reflejo de algo más profundo, que es la propuesta de valor, el eje que vertebra todo lo que queramos crear. Dicho de otro modo, todo lo que se genera sin propuesta de valor acaba siendo inconsistente y exige demasiados recursos y energías para generar un ínfimo y efímero impacto. En el entorno actual, en lugar de esforzarnos por conseguir un número, la determinación debe ir orientada a ser coherente y consistente con la propuesta de valor que trazamos en su momento y, si lo conseguimos, los números vendrán después como consecuencia lógica. No digo que los números no sean importantes, pero es imposible obtener buenos números (buenos números de verdad, no el resultado de malabarismos financieros) si no hemos sido coherentes con nuestra propuesta de valor.
Así pues, para el 2023 os deseo (además de salud) coherencia y consistencia con vuestra propuesta de valor y determinación para mantenerla. Roma no se construyó en un día y construir un nuevo modelo requiere más de un año. ¡A por ello! 😊
¡Gracias infinitas por estar siempre ahí, queridísima comunidad Shaker! ¡Feliz 2023!
Y, por si queréis revisar algunos de los momentums del año, aquí os dejo 4 posts y 4 MetaShakes:
Posts:
- Cuando una cultura organizacional es demasiado críptica estamos abocados a la endogamia.
- Performace is dead.
- Luchemos contra los monologuistas corporativos.
- No somos “Business Partners”. SOMOS BUSINESS.
MetaShakes:
- El Metaverso DE VERDAD con el gran Guss Medina, alma pater de The Singular Factory.
- Agile Operacional de la mano de mis queridas Patricia Pérez (Casa del Libro) y Maria Alsina (Zeitreel-SONAE).
- Rebranding HR con the one and only Mireia Martín (Founder de Iconista).
- HR Operacional con un crack en la materia, Albert Riosalido (Lacoste).
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