La frugalidad y las organizaciones
Cada nueva temporada conlleva hacer cambio de armario. Es ese momento donde abro las puertas del mueble, voy sacando pilas de ropa y las voy separando (para guardar o para dárselas a mi tía, que lleva un mes preguntando cuándo hago el cambio de armario). Cada nueva temporada me lleva a una versión más reducida, eficiente y práctica de mi armario, lo que en mi vida cotidiana significa la oportunidad de hacer maletas más reducidas, eficientes y prácticas (un alivio para mi cerebro). Sin duda, la gran Marie Kondo (con su famoso The life changing magic of tidying-up) me enseñó a abrazar la frugalidad y me introdujo a una manera más sostenible y consciente de entender lo que poseo y necesito.
Muchas organizaciones son precisamente como esos enormes armarios dobles repletos de ropa antes de cambiar de temporada. Abres una puerta, sale ropa. Abres un cajón, sale ropa. Da igual si está doblada, colgada, ordenada por colores o puesta de cualquier manera, la ropa rebosa por doquier. Si tuviese que hacerme una maleta, debería concentrarme el triple.
Me resulta muy curioso observar este tipo de empresas. Tienen organigramas detalladísimos (esos, los de árbol), departamentos de todo tipo y con todas las especializaciones que puedas imaginar, un catálogo de formación que no se acaba nunca, procedimientos para todo, job descriptions de tres páginas por posición, evaluaciones anuales de las que se obtienen mil gráficos, … Pero que se quedan paralizadas cuando tienen que pasar a la acción. Demasiada ropa para hacerse una maleta práctica.
Por otra parte, me encuentro con organizaciones que son la otra cara de la moneda: sin muchos recursos, poco headcount (pero que no necesitan tener su job description para dar resultados), donde el plan de formación es básicamente seguir MOOCs (que en ocasiones son mejores que muchos de los productos formativos supuestamente a medida que corren por ahí) y donde las evaluaciones son las charlas que tienes con quien te contrató cuando coincidís tomando café (que es mucho más a menudo que las veces que un line manager hace una evaluación formal a alguien de su equipo). Sin divagar demasiado, pasan de la idea a la acción en lo que tardas en abrir un cajón para coger un jersey.
Quizá sería necesario escribir un método para ayudar a las organizaciones rebosantes de ropa a abrazar también la frugalidad. Que abran sus puertas y empiecen a hacer pilas: esto no nos interesa y no nos aporta nada, esto lo tenemos pero no sabemos exactamente por qué ni para qué, de esto nos gusta el nombre pero tampoco lo utilizamos, … Y así, poco a poco, ir afinando hasta conseguir el equilibrio que permita hacer una maleta eficiente. Ahí tienes una idea, Marie Kondo!
Rizos
15 abril, 2019 at 3:09 pm🙂 aprendí lo que es un MOOC